¿Qué es la gobernanza empresarial?
La gobernanza empresarial es el sistema de normas, prácticas y procesos por los que una empresa se dirige y controla. Consiste esencialmente en equilibrar los intereses de las numerosas partes interesadas de una empresa, como los accionistas, los ejecutivos de la dirección superior, los clientes, los proveedores, los financieros, el gobierno y la comunidad. Dado que la gobernanza empresarial también proporciona el marco para alcanzar los objetivos de una empresa, abarca prácticamente todas las esferas de la gestión, desde los planes de acción y los controles internos hasta la medición del rendimiento y la divulgación de información de la empresa.
Entendiendo la gobernanza empresarial.
El término «gobierno o gobernanza» se refiere específicamente al conjunto de reglas, controles, políticas y resoluciones establecidas para dictar el comportamiento de las empresas. Los asesores de representación y los accionistas son partes interesadas importantes que afectan indirectamente a la gobernanza, pero no son ejemplos de la gobernanza en sí misma. La junta directiva es fundamental en la gobernanza, y puede tener importantes ramificaciones para la valoración del patrimonio.
La gobernanza de una empresa es importante para los inversores, ya que muestra la dirección y la integridad comercial de una empresa. La buena gobernanza corporativa ayuda a las empresas a crear confianza con los inversores y la comunidad. Como resultado, la gobernanza corporativa ayuda a promover la viabilidad financiera creando una oportunidad de inversión a largo plazo para los participantes del mercado.
La comunicación de la gobernanza empresarial es un componente clave de las relaciones con la comunidad y los inversores. En el sitio de relaciones con los inversores de Apple Inc., por ejemplo, la empresa describe su liderazgo corporativo -su equipo ejecutivo, su junta directiva- y su gobierno corporativo, incluyendo los estatutos de sus comités y los documentos de gobierno, como los estatutos, las directrices de propiedad de acciones y los artículos de incorporación.
La mayoría de las empresas se esfuerzan por tener un alto nivel de gobernanza empresarial. Para muchos accionistas, no basta con que una empresa sea meramente rentable; también es necesario que demuestre una buena gestión empresarial a través de la conciencia ambiental, el comportamiento ético y las prácticas sólidas. La buena gobernanza empresarial crea un conjunto transparente de normas y controles en los que los accionistas, directores y funcionarios han alineado los incentivos.
El gobierno corporativo y la junta directiva.
La junta directiva es el principal interesado directo que influye en la gobernanza de las empresas. Los directores son elegidos por los accionistas o nombrados por otros miembros de la junta, y representan a los accionistas de la empresa. La junta tiene la tarea de tomar decisiones importantes, como el nombramiento de los funcionarios de la empresa, la remuneración de los ejecutivos y la política de dividendos. En algunos casos, las obligaciones de la junta van más allá de la optimización financiera, como cuando las resoluciones de los accionistas exigen que se dé prioridad a determinadas preocupaciones sociales o ambientales.
Los consejos de administración suelen estar integrados por miembros internos e independientes. Los miembros internos son los principales accionistas, fundadores y ejecutivos. Los directores independientes no comparten los vínculos de los iniciados, pero son elegidos por su experiencia en la gestión o dirección de otras grandes empresas. Los independientes se consideran útiles para la gobernanza porque diluyen la concentración de poder y ayudan a alinear el interés de los accionistas con el de los iniciados.
El consejo de administración debe asegurarse de que las políticas de gobernanza empresarial de la compañía incorporen la estrategia empresarial, la gestión de riesgos, la rendición de cuentas, la transparencia y las prácticas comerciales éticas.
Mala administración corporativa.
Una mala administración corporativa puede poner en duda la fiabilidad, la integridad o la obligación de una empresa con los accionistas, lo que puede tener consecuencias para la salud financiera de la empresa. La tolerancia o el apoyo a actividades ilegales pueden crear escándalos como el que sacudió a Volkswagen AG a partir de septiembre de 2015. La elaboración de los detalles de «Dieselgate» (como llegó a conocerse el asunto) reveló que durante años el fabricante de automóviles había manipulado deliberada y sistemáticamente el equipo de emisión de gases de los motores de sus automóviles para manipular los resultados de las pruebas de contaminación, en América y Europa. Volkswagen vio como sus acciones se desplomaban casi a la mitad de su valor en los días siguientes al comienzo del escándalo, y sus ventas globales en el primer mes completo después de la noticia cayeron un 4,5%.
La preocupación del público y del gobierno sobre el gobierno corporativo tiende a crecer y disminuir. A menudo, sin embargo, revelaciones muy publicitadas de malversación corporativa reavivan el interés en el tema. Por ejemplo, la gobernanza empresarial se convirtió en un tema apremiante en los Estados Unidos a principios del siglo XXI, después de que las prácticas fraudulentas llevaran a la bancarrota a empresas de alto perfil como Enron y WorldCom. Ello dio lugar a la aprobación en 2002 de la Ley Sarbanes-Oxley, que impuso a las empresas requisitos más estrictos de mantenimiento de registros, junto con sanciones penales más severas por violarlas y otras leyes sobre valores. El objetivo era restablecer la confianza del público en las empresas públicas y en su funcionamiento.
Otros tipos de prácticas de mala gobernanza son:
- Las empresas no cooperan suficientemente con los auditores o no seleccionan a los auditores con la escala apropiada, lo que da lugar a la publicación de documentos financieros espurios o no conformes.
- Los malos paquetes de compensación de los ejecutivos no crean un incentivo óptimo para los funcionarios de las empresas.
- Los consejos de administración mal estructurados hacen que sea demasiado difícil para los accionistas destituir a los titulares ineficaces.