Ganancias por Acción (EPS): La métrica clave para evaluar la rentabilidad de una empresa

¿Qué es el EPS y por qué mueve al mercado?

Las Ganancias por Acción (EPS, por sus siglas en inglés Earnings Per Share) nos dicen cuánto de la utilidad neta de una empresa le toca a cada acción en circulación. Para el inversionista, es la respuesta a una pregunta clave: «¿Cuánto dinero generó la empresa por cada acción que tengo?»

Mientras la utilidad neta total puede ser un número enorme y abstracto, el EPS hace tangible ese rendimiento al verlo por acción. Es un motor importante para el precio de las acciones; si una empresa logra subir sus ganancias por acción constantemente, es común que el mercado la valore más, impulsando su cotización.

El cálculo básico

Calcular el EPS es simple:

EPS = (Utilidad Neta – Dividendos Preferentes) / Promedio de Acciones en Circulación

Restamos los dividendos preferentes porque ese dinero se les paga primero a los accionistas preferentes, antes de que los accionistas comunes reciban algo. Así, el resultado nos da la ganancia real que queda para los dueños de las acciones comunes.

EPS Básico vs. EPS Diluido: ¿Cuál mirar?

Los informes financieros suelen mostrar dos cifras de EPS: el básico y el diluido. Quedarse solo con el básico puede llevarnos a una idea incompleta.

El EPS Básico solo considera las acciones que existen hoy en el mercado. Sin embargo, muchas empresas tienen instrumentos financieros que podrían convertirse en nuevas acciones en el futuro, como:
* Opciones sobre acciones (las «stock options» de ejecutivos).
* Bonos convertibles.
* Warrants.

El EPS Diluido es la cifra más precavida (piénsalo como el «peor escenario»). Calcula cuánto ganarías por acción si todos esos instrumentos se convirtieran en acciones comunes hoy. Cuando aumenta el número de acciones, las ganancias se reparten entre más partes, lo que «diluye» el valor de cada una. Por eso, los inversionistas más cuidadosos revisan el EPS diluido para tener una visión clara de su posible parte en las ganancias.

Calidad de las ganancias: Operaciones continuas

Un EPS alto no siempre significa que el negocio esté sano. Es crucial entender de dónde viene ese dinero.

Imagina una cadena de supermercados que reporta un aumento del 50% en su EPS este trimestre. Al revisar los detalles, descubres que el aumento se debe a la venta de sus terrenos y no a la venta de abarrotes. Este es un evento no recurrente.

Para evaluar la capacidad de una empresa de generar ganancias de forma consistente, debes fijarte en el EPS de operaciones continuas. Este número quita los ingresos y gastos extraordinarios —cosas como la venta de activos, beneficios fiscales inesperados o demandas ganadas. Al «limpiar» esos eventos puntuales, te da una idea honesta de cuánto dinero produce la empresa con su negocio principal, día a día.

Relación con dividendos y eficiencia

El EPS pone un límite natural a los dividendos. Una empresa no puede repartir más dinero del que gana por acción de forma constante sin acabar endeudándose o consumiendo su propio capital.

Si analizas el historial del EPS, puedes entender qué tan bien la gerencia usa el capital. Por ejemplo, cuando una empresa recompra sus acciones, el número de papeles en el mercado baja, y el EPS sube «artificialmente» sin que la utilidad neta aumente. Esto puede verse bien para el accionista en el corto plazo, pero siempre vale la pena investigar si el negocio de fondo sigue creciendo o si ese aumento del EPS es solo un truco de contabilidad.

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