¿Qué es el EBITDA?
El EBITDA es una métrica clave en los reportes de empresas, pero a menudo confunde a los inversionistas. Las siglas vienen del inglés: Earnings Before Interest, Taxes, Depreciation, and Amortization (Utilidad antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización).
Simplificando, el EBITDA busca mostrar la rentabilidad real de las operaciones de una empresa. La idea es dejar fuera gastos que no tienen que ver directamente con la operación diaria, como intereses de deuda, impuestos y ajustes contables por depreciación. Así, se puede entender cuánto efectivo genera el negocio solo con su actividad principal, sin importar cómo se endeudó o dónde paga impuestos.
Cómo calcularlo: Las dos fórmulas
Para calcularlo, necesitarás el Estado de Resultados (Income Statement) y a veces el Estado de Flujo de Efectivo. Hay dos formas de calcularlo, y si los números están bien, las dos te darán el mismo resultado.
1. Partiendo de la Utilidad Neta
Es el método más usado. Empieza por la Utilidad Neta (la última línea del estado de resultados) y le sumas de vuelta los gastos que queremos ignorar.
Fórmula:
EBITDA = Utilidad Neta + Intereses + Impuestos + Depreciación + Amortización
Aquí, tomas la ganancia final y le sumas intereses e impuestos. También le agregas la depreciación y amortización, ya que son gastos que no representan una salida de efectivo inmediata.
2. Partiendo de la Utilidad Operativa (EBIT)
Esta es la forma más directa si el estado de resultados ya te muestra la utilidad operativa.
Fórmula:
EBITDA = Utilidad Operativa + Depreciación + Amortización
Como la utilidad operativa ya quita intereses e impuestos, solo agregas la depreciación y amortización. Ojo, a veces la depreciación no viene desglosada en el estado de resultados, así que tendrás que buscarla en las notas o en el estado de flujo de efectivo.
¿Para qué sirve?
El EBITDA es útil principalmente para comparar empresas. Imagina que quieres comparar dos empresas de telecomunicaciones en México. La Empresa A tiene mucha deuda y paga altos intereses. La Empresa B no tiene deuda. Si solo miras la Utilidad Neta, la Empresa B parecerá mucho más rentable.
Pero el EBITDA empareja la cancha. Al quitar los intereses, te permite ver cuál de las dos es más eficiente en su día a día —vendiendo servicios y controlando costos— sin que el nivel de deuda nuble la visión. También se usa mucho para valorar empresas con múltiplos (como el ratio EV/EBITDA).
El lado oscuro del EBITDA: Críticas y riesgos
Aunque es popular, el EBITDA tiene sus críticos, incluso inversionistas como Warren Buffett y Charlie Munger. El problema principal es que el EBITDA no toma en cuenta los gastos de capital (CapEx).
Para una fábrica o una aerolínea, la depreciación no es solo un número; muestra el desgaste real de la maquinaria o los aviones, que tarde o temprano hay que renovar. Al sumar la depreciación como si fuera una ganancia, el EBITDA puede hacer que parezca que la empresa genera más efectivo del que realmente tiene. Una empresa puede tener un EBITDA positivo y, aun así, estar perdiendo dinero y acercándose a la bancarrota.
El EBITDA no es una medida oficial bajo los principios contables (GAAP). Esto significa que no hay reglas claras sobre qué incluir o excluir, dando a las empresas libertad para manipular un poco los números. Por eso, la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC) pide que cualquier empresa que presente su EBITDA lo compare directamente con la Utilidad Neta. Así se aseguran de que los inversionistas no se dejen llevar por cifras que parecen más grandes de lo que son.

Deja una respuesta